Dotado de las calidades que provienen de la cultura o instrucción.Es decir que aporta un elemento de calidad basado en la formación o la instrucción. Muchas veces, un ciudadano culto, en su sentido tradicional no tendría por qué ser autónomo.
Como con todo lo demás, el mundo digital nos obliga a olvidarnos de conceptos obsoletos y buscar nuevas definiciones a los nuevos problemas que la sociedad nos plantea.
Ahora, una persona culta ha de ser competente, capaz de resolver los problemas que la sociedad le plantea en base a sus conocimientos (científicos, técnicos, tácticos, estratégicos, etc.) y a sus valores.
La sociedad digital es sólo una faceta más de la sociedad que nos envuelve, es una zona de relación, comunicación y aprendizaje relativamente novedosa a la que nos debemos adaptar a marchas forzadas por la velocidad en que evoluciona.
Así pues, un ciudadano culto y autónomo en la sociedad digital debe ser culto y autónomo en la sociedad y por extensión en la sociedad digital, lo que supone ser competente para:
- Aprender.
- Relacionarse.
- Informar.
- Actuar.
en el ámbito digital para lo cual deberá ser capaz de:
- Detectar y resolver problemas.
- Recabar y valorar información en base a la selección de fuentes y criterios válidos.
- Analizar críticamente el ámbito digital.
- Adaptarse a los cambios e intentar cambiar aquellos aspectos negativos que la digitalización de la sociedad lleva aparejados.
- No ser consumidor de la sociedad digital, ser prosumidor de dicha sociedad.
- Actuar individual y colectivamente.
- Ser capaz de relacionarse sin dejar de ser uno mismo.
- Usar inteligentemente la tecnología digital para mejorar su vida y la de las personas que le rodean.
En definitiva, utilizar la potencia del mundo digital para desarrollarse como ser humano "homo digitalis",
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